Iglesia de Sant Martí de Tost El baldaquín de Tost El cielo pintado de Tost Estructura, proceso creativo y restauración
El baldaquín de Tost
-El baldaquín y sus diferentes tipologías
-El baldaquín de Tost, una obra excepcional
 
El baldaquín y sus diferentes tipologías

El baldaquín es uno de los elementos más representativos del mobiliario litúrgico medieval. Se trata de un tipo de cobertura del altar que puede presentar diversas formas y que tiene un valor protector, simbólico y honorífico. Su origen remoto se encuentra en Oriente y nace de la idea de resguardar a las personas de gran autoridad. De hecho, la palabra baldekinus deriva de Baldacco, antiguo nombre italiano de la ciudad de Bagdad, desde donde hasta el siglo XI se importaban preciosos tejidos de seda y que dio el nombre genérico de «rica tela», y por extensión se denomina así la tela sostenida por astas que formaba una especie de edícula.

Sin embargo, en la Edad Media catalana la denominación más extendida para este tipo de mueble, hecho en madera o en madera recubierta de metal, fue la de ciborio, tabernáculo o propiciatorio. Existen dos tipologías principales. La primera, la más común en la Europa medieval, es la que denominamos baldaquín-templete, es decir, una estructura en cúpula sostenida por cuatro columnas que
 

existía en las grandes iglesias monásticas –Ripoll y Cuixà (s. XI)– y catedralicias y que normalmente combinaba la madera cubierta de plata con el mármol. Su modelo estaría en el mobiliario litúrgico de las grandes basílicas romanas, como San Juan de Letrán, San Pedro del Vaticano o Santa María la Mayor. Una versión rural, en madera pintada, de esos baldaquines de las grandes iglesias sería el baldaquín llamado de Toses (s. XIII) (Ripollès).

La segunda tipología, muy característica de Cataluña pero prácticamente desconocida en Europa, es la conocida como baldaquín-plafón. Consiste en una curiosa simplificación de la edícula, que se reduce a una tabla elevada sobre el altar, sostenida como si fuera un techo sobre una viga delantera, que se fija normalmente en el arco triunfal, y dos traveseras encajadas dentro del testero de la iglesia, y que además podía estar coronada por una crestería. Toda la estructura es de madera pintada y decorada con imágenes. Los baldaquines de Ribes (s. XII), Sant Serni de Tavèrnoles y Tost (s. XIII) son ejemplos de ello.
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